El Castillo de Maceda data del siglo XI, y más bien como veréis parece un palacio residencial que una fortaleza defensiva. Consta de una única puerta y varias torres. Nada más entrar, a la derecha, hay una escalera que nos lleva al primer piso. Veréis durante el camino las aberturas hechas en los muros para colocar las armas de fuego del siglo XV.
En la muralla exterior, preparada para la defensa, destacan dos torreones uno rectangular junto a la única puerta de acceso y otro circular situado en la esquina opuesta. Contrafuertes defensivos presiden las dos equinas restantes. Se accede al interior del recinto a través de una puerta de arco de medio punto con dovelas y dos escudos a uno de sus lados. En el patio hay un pozo con brocal de piedra, una escalera de caracol, y en los pisos superiores ventanas con faladoiros. En tiempos todo el edificio principal tuvo, en tres de sus lados, una espléndida solana de la que solo quedan los huecos que la soportaban. Cabe destacar que posee los muros interiores más gruesos de cualquier fortaleza europea.
Del amurallamiento poligonal del que se compone sobresalen dos torreones cilíndricos ubicados en lados opuestos. En el interior, al abrigo de los muros se sillería granítica, , se levantaba la casa residencial. Una puerta de arco de grandes dovelas en la fachada principal, abría paso a una amplia solana balaustrada con balconada en su interior. A la izquierda de esta se encuentran dos escudos, pertenecientes uno a los Novoa y el otro a los de Rivadeneira. Uno de ellos nos muestra el águila y l a torre característicos de los primeros. El de los de Rivadeneira muestra su cruz que divide en cuatro cuarteles (los trece róeles de los Samiento, las rayas de los Ulloa, la cuatro barras y el Ave María Gratia Plena de los Mendonza y los seis róeles de los Castros). Se pueden apreciar las ménsulas en las paredes que sujetaban en un pasado las estancias superiores. En el patio existe un pozo con el brocal de piedra. Debido a la escasa altura de sus torres, sus balconadas y de su cuerpo trapezoidal contribuyen a pensar en el carácter residencial de esta fortaleza. Sin embargo, se dice que sus murallas son las más gruesas de todos los castillos medievales de Europa. También en el siglo XV la fortaleza fue adaptada para el uso de las armas de fuego, lo que corrobora las barbacás dispuestas en los ángulos de la fortificación.
Tanto por su historia como por sus características constructivas tiene más carácter de palacio residencial fortificado que de fortaleza propiamente dicha.
Aún se pueden apreciar sus defensas. En la muralla exterior hay dos torreones, uno rectangular al lado de la puerta y otro redondo en la esquina opuesta. En los ángulos restantes presenta pequeñas barbacás defensivas y todo el conjunto esta adaptado al uso de las armas de fuego impuesto en el siglo XV.
La única puerta del recinto es de arco de medio punto con dovelas y a un lado presenta dos escudos. Uno de ellos, sobre águila, lleva la torre y el águila de los Novoa. El otro esta dividido en cuatro cuarteles por la cruz de los Rivadeneira; el primer cuartel corresponde a los trece róeles de los Sarmiento, el segundo las rayas de los Ulloa, el tercero las cuatro barras y el Ave María Gratia Plena de los Mendoza, y el cuarto los seis róeles de los Castro. Los esquínales presentan los escudos de las mismas casas.
En tiempos todo el edificio principal tuvo, en tres de sus lados, una espléndida solana de la que solo quedan los canzorros que la soportaban. También la muralla por su interior conserva canzorros. Después de entrar, a la derecha, hay una escalinata que sube hasta el primer piso. En las paredes se pueden apreciar las ménsulas que sostenían el piso del salón, la chimenea y las ventanas.
En el patio hay un pozo con brocal de piedra, y en los pisos superiores hay ventanas con faladoiros.